AMÉRICA LIBRE
América, salta de tu sueño,
mira tu futuro de libertad.
Tu sol brilla en tus horizontes,
detrás de las selvas y montañas.
Tu gente clama libertad,
libertad de las garras opresoras
de aquellos que se dicen demócratas
y obedecen a los imperios.
Despierta, América, y ofrece al cielo
tu canto, el canto de tus entrañas milenarias;
ese mismo que fue acallado por la conquista.
Abre tus bocas y libera tus lenguas, y así
el Dios de la libertad hablará por tus idiomas.
América, únete en un solo telar,
y cubre de esperanza al campesino,
no dejes que te sigan encausando
los monarcas que hoy desde sus bancos te gobiernan.
Sé libre, sé tú, en tus diversos colores de Arco Iris.
América, levanta, levanta tu frente cobriza
y forja el destino verdadero
para el que fuiste creada por el Eterno artesano;
que igual que tú, fue preso por milenios
en catedrales y templos, lejanos a la tierra
polvorienta que sus pies aman.
América, revélate y recrea tu espíritu;
no dejes más tu plegaria en la resignación,
pues el Dios del Nazareno, no te soñó oprimida.
América, canta, aturde a los que te han amordazado.
Tu canción milenaria de unidad podrá derrumbar
los muros de tus celdas coloniales, y regresa a pisar
con tus pies descalzos, la tierra que te pertenece.
¡América, América, es tu tiempo!
¡América, levántate y anda!
Montevideo, 2006.
América, salta de tu sueño,
mira tu futuro de libertad.
Tu sol brilla en tus horizontes,
detrás de las selvas y montañas.
Tu gente clama libertad,
libertad de las garras opresoras
de aquellos que se dicen demócratas
y obedecen a los imperios.
Despierta, América, y ofrece al cielo
tu canto, el canto de tus entrañas milenarias;
ese mismo que fue acallado por la conquista.
Abre tus bocas y libera tus lenguas, y así
el Dios de la libertad hablará por tus idiomas.
América, únete en un solo telar,
y cubre de esperanza al campesino,
no dejes que te sigan encausando
los monarcas que hoy desde sus bancos te gobiernan.
Sé libre, sé tú, en tus diversos colores de Arco Iris.
América, levanta, levanta tu frente cobriza
y forja el destino verdadero
para el que fuiste creada por el Eterno artesano;
que igual que tú, fue preso por milenios
en catedrales y templos, lejanos a la tierra
polvorienta que sus pies aman.
América, revélate y recrea tu espíritu;
no dejes más tu plegaria en la resignación,
pues el Dios del Nazareno, no te soñó oprimida.
América, canta, aturde a los que te han amordazado.
Tu canción milenaria de unidad podrá derrumbar
los muros de tus celdas coloniales, y regresa a pisar
con tus pies descalzos, la tierra que te pertenece.
¡América, América, es tu tiempo!
¡América, levántate y anda!
Montevideo, 2006.
© Sebastián Camacho Bentancur
