martes, 21 de septiembre de 2010

POLÍTICA - "Abrazo al Mundo" - Mons.+++ Sebastián Camacho


POLÍTICA

Somos seres políticos, y en esa condición innata,
debemos ejercer esa capacidad de reflexión
y transformación de la realidad,
a través de la discusión respetuosa
de los intereses del colectivo.
Para el ejercicio real de la democracia,
debemos escuchar la voz de los que han sido silenciados
por el prejuicio, o por la opresión de la misma sociedad,
que no ve en su palabra, valor para ser tomada en cuenta.

La democracia debe ser propiciada
en instancias directas y comunitarias,
donde los pobladores de la ciudad y la campaña
se reúnan para ver la realidad, y decidir
qué acciones tomar sobre ella.
Seguramente, esta forma de ejercicio democrático
será considerado como poco eficaz
para las resoluciones que requieren rapidez,
y es verdad, pero hay asuntos
que no deben delegarse en su respuesta,
sino que deben ser las bases
las que tomen responsabilidad soberana.

El Abracismo plantea la democracia
como un ejercicio soberano de todos y todas,
y en esa capacidad de deliberación y resolución,
debemos educar a nuestras jóvenes generaciones,
para que vean el camino de justicia,
capaz de transformar sus realidades, para el bien común.

Políticamente ,no podemos ver nuestros países
como parcelas aisladas en medio de un océano de situaciones;
sino, por el contrario, debemos concebir nuestras naciones
como una parte fundante de la gran nación americana,
que tiene como futuro la prosperidad de sus habitantes.

La unidad es la fuerza que nos da la liberación
de la opresión económica y política extrajera,
y el compartir las riquezas naturales de los pueblos
será el camino para un enriquecimiento
mancomunado y constante.

América es rica, en su gente y sus culturas,
en sus minerales y productos agrícolas,
en su capacidad de resistencia al dolor de siglos,
y en la resurrección gozosa de su esperanza de futuro.


América es el futuro del Mundo,
y así debemos mirarla y apreciarla,
fomentando los medios más profundos,
para el ejercicio democrático
de cada habitante del continente.

Como Patriarca, debo exhortarlos, en nombre de Cristo
a luchar por la libertad y la justicia,
involucrándonos en los asuntos de los pueblos,
y no dejando que otros decidan por nosotros,
con prioridades e intereses muy distintos a los nuestros.

Generemos centros democráticos de deliberación
en cada poblado, cuyas voces se eleven
al poder legislativo de cada país. Que cada órgano local
posea una representación
en un órgano nacional de las mismas características .
Esas Cámaras Populares deben ser abiertas
a todos los ciudadanos locales,
y en ella, la voz y el voto debe ser para todos, sin excepción.

Estoy convencido que la común –unión de los Hombres,
es el camino para su libertad plena, generando caminos
de felicidad para el colectivo, y por ende, la felicidad del individuo.
No teman los cristianos, y creyentes de cualquier credo,
en ser beligerantes, con ideas y posturas,
pues eso es ser creyente: llevar la justicia de Dios
a la realidad en nuestro entorno.
El creyente que no se hace responsable de la realidad
de su pueblo, es un ser que vive en la irrealidad teórica
de una teología alienante. El Hombre de Fe
debe ser ¡el primero en ensuciarse las manos
con el barro de la tierra,
para construir el Reino de Amor y Justicia prometido por Dios!

Montevideo - 2008



© Sebastián Camacho Bentancur