martes, 21 de septiembre de 2010

MENSAJE PATRIARCAL DE PASCUA 2009 - "Abrazo al Mundo" - Mons.+++ Sebastián Camacho


MENSAJE PATRIARCAL DE PASCUA 2009

"Abracemos en Cristo, y resucitaremos al Mundo"

Queridos hermanos y hermanas:

¡Alégrense; el Señor ha Resucitado!

Hoy los cielos y la tierra vuelven a recrear
la alegría de la resurrección de Cristo, y somos nosotros
los que debemos ser la caja de resonancia de los coros
celestiales en este universo.
Somos nosotros los que tenemos que salir hoy
de nuestros sepulcros, y caminar luminosos
rumbo a la felicidad plena en común-unión
con todos nuestros hermanos del Mundo.

Es la felicidad nuestra meta, la que no se estropea
con un simple error humano, sino que es resistente
al tiempo y a la muerte; esa felicidad se encuentra en Cristo,
y solo en Él, el verbo amar se conjuga en todos los tiempos
y personas, siendo su alcance absoluto
para todos los creados por Dios.

En esta madrugada tibia estamos de pie, mirando fijamente
la entrada del sepulcro abierto y vacío, viendo
desde su interior brotar raudales de vida. Esto es a la vez una paradoja
racional, y un triunfo titánico a la muerte.
Ella queda desbaratada de todo manto de tinieblas.

Flamante sepulcro cavado en la roca: ¿que habrán sentido
tus piedras, al ser sorprendidas en su sueño por tanta luz de vida?
Fuiste sepulcro de roca virgen; el útero que dio nueva vida al mundo,
y desde las entrañas de la tierra, Dios volvió a sacar vida,
pero vida triunfante e inagotable para todo el género humano.
Tú, sepulcro vacío, nos interpelas y nos llamas a abrir
nuestras tumbas vivas, dejando que salga de nuestro interior de piedra,
el fuego resucitado del Cristo Vivo y Victorioso;
debemos correr la piedra que tapa nuestro corazón,
para que se haga patente en nuestra existencia
la resurrección gloriosa de aquel que vino a abrazar al mundo
desde una cruz en el calvario, y que aún hoy continúa
con su brazos extendidos, esperando a cada uno de sus hermanos,
sin excepción alguna.


Nuestra Iglesia, es esa misma que hace casi dos mil años se dispersó,
al ver morir a su pastor, y que al recibir de parte de las mujeres
el anuncio de la Resurrección. retomó definitivamente el sendero
de regreso a la esperanza, al igual que los discípulos de Emaús,
que volvieron presurosos a Jerusalén, al descubrir al Señor
en el caminante que los acompañaba, explicándoles las Escrituras,
que fraccionó para ellos el pan.
Hoy, esta comunidad mundial se planta firme frente
al universo, enarbolando la bandera de los resucitados,
forjando la nueva Providencia Santa del Retorno al Corazón
del Padre Celestial en Cristo Jesús .Esta Providencia Divina,
que forjamos y custodiamos en nombre de Dios, es la apertura
de las puertas santas de los cielos, para todos los Hijos de Dios,
para todos, sin exclusión, que a través nuestra Iglesia de Dios,
configurada con Cristo, va en unidad construyendo el Reino
soñado por Aquel que nos amó primero.
Para esta construcción debemos despojarnos de nuestras cargas vanas,
que son resabios de creencias dogmatizadas e impuestas
por imperios religiosos, que nada tiene que ver con el Jesús de Nazareth
que hoy vuelve a resucitar en nuestras comunidades.
Tenemos que ser libres de las ataduras y prejuicios,
que impiden que nuestras vidas sean genuinas en el amor de Dios,
indispensable para ser felices constructores del Reino del Abrazo.

Sintamos en nosotros como propio el abrazo que María dio
a su Hijo Resucitado, al verlo en pie y caminante,
ese abrazo eterno que puso sello de fuego al cumplimiento de la promesa
de Dios hecha a María, por el ángel, que fue detonante de salvación
para todos los Hombres y las Mujeres de este Mundo, anunciando ya,
desde ese día, la Resurrección triunfal y gloriosa.

¡¡Dios ha cumplido!!
¡¡Dios ha cumplido su promesa con nosotros!!

El triunfo de los SÍ se ha manifestado patente en la humanidad,
transformando todo con su fuerza de recreación y resurrección.
Estos SÍ comenzaron con el de María al Ángel en la Anunciación,
siguieron con el de Cristo durante sus cuarenta días en el desierto,
y se sellaron plenamente con el SÍ final de aceptación absoluta
de la voluntad del Padre, en el huerto de Getsemaní.
El Amor da su Sí rotundo en la mañana santa del Domingo
de Resurrección , cuando el Dios de La Vida
destapa los sepulcros de la historia
y hace brillar en Cristo la esperanza sin término.
Nuestro SÍ debe ser la fe en ese Amor resucitado
que dé la llave a Dios para actuar en nuestras vidas,
haciendo de ellas un instrumento pleno de su gracia
para nuestros hermanos.
Ahora es tiempo de que tengamos la decisión y la fuerza
de responder a esta muestra infinita de amor para con el mundo,
y para eso, debemos ser brazos de aquel que selló con clavos
el abrazo eterno de Dios con todo el Género Humano,
siendo ese TODO máximo, en toda su acepción.
En este tiempo providencial en que Dios está resucitando a
su Iglesia en nuestra Comunidad Mundial,
somos los herederos responsables de hacer brillar
esta resurrección gloriosa en los lugares más oscuros
y abandonados de nuestro planeta, sembrando soles de alegría
en todo corazón marginado y afligido.

La Iglesia del Abrazo, es la Iglesia de TODOS, y como familia
de Dios está llamada a rehacer el camino de regreso
a la esencia misma del fuego de la primitiva comunidad cristiana,
el que hoy ya está brillando en nuestra peregrina caravana.
¡Sonrían Hermanos, Cristo ha Resucitado, y en Él, ha resucitado
toda la Humanidad!
Solo falta que vayamos abriendo, por medio de la prédica real
del Evangelio, los sepulcros aún dormidos de tantos hermanos
que deambulan hoy sin sentido por este mundo.

¡¡Adelante Hermanos!! ¡¡Adelante, Iglesia de los Resucitados!!!

Esta alegría no debe quedarse en nuestras comunidades,
sino que debemos contagiarla al Mundo,
mediante un abrazo fuerte y sin titubeos.

¡Cristo ha Resucitado ¡ ¡Aleluya, Aleluya, Aleluya!

Mi Bendición Patriarcal es con ustedes, y mi abrazo de hermano que los quiere.

¡¡¡Felices Pascuas de Resurrección !!!

+++SEBASTIÁN CAMACHO



© Sebastián Camacho Bentancur