martes, 21 de septiembre de 2010

ATEÍSMO FUNDAMENTADO - "Abrazo al Mundo" - Mons.+++ Sebastián Camacho


ATEÍSMO FUNDAMENTADO Y CRISTIANISMO LIBERADO

En ciertas ocasiones, cuando nos reunimos con personas
del ámbito político, muchas veces se escudan al vernos,
diciendo: “Soy ateo, y no creo en los curas”,
a lo cual respondemos:
“Somos ateos también, y no creemos en los curas”.
Esa respuesta hace muy interesante nuestra presencia
en esas reuniones de trabajo, ya que desestructura el preconcepto
de muchos: “iglesia y religión, aparato alienante de los pueblos”.
Es verdad; somos ateos de ese dios
que se ha resguardado entre altares repujados en oro,
y que llama a sus hijos a la resignación pasiva
de sus realidades impuestas;
no creemos en ese dios institucional que ha establecido
unos criterios muy especiales para algunas personas,
en donde su valoración es arbitraria e interesada.
No creemos en las franquicias, ni en las nombre estruendosos
de quienes se hacen representantes de ese dios, de continuidad
y contención de las masas. Sabemos que, aunque por tradición,
estos títulos estén depositados sobre nosotros,
son pura responsabilidad en el servicio al pueblo,
y no un premio nobiliario.
No creemos en ese dios calificador, que entrega
en manos de los hombres la potestad de clasificar
en santos y pecadores a sus hijos.
No creemos es ese dios encerrado en los templos,
y que solo vela por sus “hijos fieles”,
dejando de lado a los infieles. No creemos en los curas,
con relación al sacerdote de la Iglesia Romana.
Muchos han dejado que desear en su compromiso
por la justicia, en tiempos históricos de luchas de clases.

Creemos en un Dios Liberador, en un Dios que camina
por los senderos polvorientos de los pueblos más pequeños,
abrazando a su paso a todos sus hijos, sin excepción ni condición.

Creemos en el Dios de Jesús de Nazareth, el carpintero y
pescador de Galilea, ese que comía con prostitutas,
publícanos y pecadores. Ese Dios que mira al corazón del ser,
y ve en él la riqueza eterna de su naturaleza.

Creemos en un Dios que revoluciona el orden de la Tierra,
que denuncia la injusticia y toma partido
por los oprimidos de los sistemas reinantes.

Creemos en un Dios que derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes.

Por el Dios de Jesús, somos y en Él existimos,
le guste a quien le guste. Es un Padre que lucha codo a codo
con sus hijos, para liberarlos de la opresión
a la que están sometidos, y es su iglesia, nuestra Iglesia,
un instrumento de justicia,
para el establecimiento de su Reino en la tierra.

Es verdad que muchos buscan la justicia,
pero aún guardan en lo más profundo, la concepción
de la Iglesia imperial, que tanto ha dañado la causa de los pueblos.
Es hoy una urgencia inminente la re-fundación de la Catolicidad,
bajo el espíritu primigenio del Cristianismo primario.

Queridos hermanos en la Justicia, líbrense del lastre
de la historia de creyentes imperialistas,
y basen su revolución en la genuina inspiración
del Evangelio de Cristo.
No teman en involucrarse en las realidades, las comunidades;
no teman en hacerse uno con su pueblo;
no teman en dar la vida por el Amor más inconmensurable
¡que es Dios!

Inviten a sus semejantes a resucitar con Cristo,
en la esperanza de la Libertad que forjará
el Reino de Justicia en donde
la plenitud humana sea una realidad.

Los invito a construir Iglesia, generando comunidad
y retornando a la Iglesia primitiva.

¡Todos son invitados, Todos son llamados,
vengan y zarparemos MAR ADENTRO!



© Sebastián Camacho Bentancur