martes, 21 de septiembre de 2010

DEPRESIÓN - "Abrazo al Mundo" - Mons.+++ Sebastián Camacho


DEPRESIÓN

Escucho con mi oído del alma
el dolor de los hermanos que peregrinan
envueltos en nubes de grises matices,
que por el mundo van, en busca de una luz
para aliviar sus corazones deprimidos.

Angustia y depresión, son palabras
muy usuales hoy día entre todos,
son casi el estado de nuestras sociedades
frente a la vida.

“Estoy enferma de tristeza”, me dijo una hermana;
“Soy depresivo” afirmó categóricamente
un joven que regalaba esperanza.

Son afirmaciones que van
desde los niños hasta los ancianos,
es un estado contagioso de esclavitud,
más allá de una enfermedad de la psiquis.

Estamos enfermos de incertidumbre,
y eso es lo peor que nos puede pasar;
no tenemos certezas, ni creemos en nada
que no podamos tocar o comprar.

¡Qué tristeza es poner nuestros cimientos
en plásticos frágiles que se compran o
se venden en escaparates de cristal!
Al primer golpe, la garantía de fábrica queda nula.

Angustia y depresión, es la enfermedad umbilical
por excelencia; es parte del síndrome de un ego
que no es alimentado con nutrientes de aplausos,
o de hipocresía dulce.

El ombligo es el centro de nuestros males,
es el abismo donde perdemos la conciencia
colectiva, y fundamos nuestro reinado
en nosotros mismos.

Reinado umbilical: sufre su finitud,
y debe afrontar los golpes de los demás.
Reinos isleños que a lo largo de la vida
pasan intentando imponer
sus políticas de vida y su culto ególatra.



Sanación para este estado,
si no posee raíces fisiológicas es
la descentración de sí mismo,
y el poner el cimiento de la existencia
en algo que no tenga la fragilidad
de los hombres, ni lo efímero
de las obras del mundo.

Si se establece el infinito como meta
y el Amor altruista como motor
de la vida, la existencia será un
constante Abrazo del Dios de la Alegría.

Busquemos, hermanos, el sol
en medio del mar de las decepciones,
y dejemos que nuestros ombligos sean
un centro que en lo fetal tuvo importancia,
mas en adelante solo sirva de recuerdo
de una etapa egocéntrica superada.

La común –unión con nuestros semejantes,
el salir a su encuentro con generosidad
y alegría, olvidando los pesos de nuestras vidas,
es el camino de certeza y felicidad,
que no pasará con el transcurso de los tiempos.

El generar Amor es el mejor antídoto
contra el veneno de la depresión humana.

¡Sanémoslos ya!
¡ Abracémonos en el Amor!

Montevideo - 2006



© Sebastián Camacho Bentancur